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miércoles, 23 de junio de 2010

Lo que esconde la sociedad y la novela negra

Recuerdo que durante el año pasado tuve la fortuna de conocer la obra del director austriaco Ulrich Seidl al visionar dos de sus películas principales: Import/Export y Hundstage ("días de perros"). Aparte de varias virtudes cinematográficas nada desdeñables, Seidl se empeña en mostrar que la educada, biempensante y próspera sociedad centroeuropea esconde una sombra muy oscura y unas cloacas que, paradójicamente, podemos pensar que sostienen la cara amable. Ese lado oscuro se insinúa en cuanto el observador se para con intención de serlo de verdad. Ambas películas están realizadas como simples testimonios de lo que ocurre, sin moralina ni discurso ético, y eso las hace más demoledoras.
Me he acordado más de una vez del austriaco leyendo o volviendo sobre algunas de las novelas de suspense de los últimos tiempos; me refiero sobre todo a las que se desarrollan en los países nórdicos. Las tramas de Larsson (Stieg y Asa), Jungstedt o Dahl, por nombrar algunos, sostienen su misterio y la dificultad de desentrañarlas en el hecho de tener como fondo una sociedad que juega a ser distinta de lo que en el fondo es. Jugar a las apariencias es algo que un criminal ha de hacer para escapar, y una sociedad corrompida y falsa ha de hacer el mismo movimiento de despiste una y otra vez. Por ello, la novela negra funciona tan bien con lo que parece pero no es, y por ello los personajes que han de resolver la trama pueden derivar al desencanto, al antiheroísmo e incluso al sarcasmo de considerar que nada en el fondo puede cambiar más allá de la solución inmediata de la historia. Los clásicos detectives o los policías con tintes detectivescos de estas novelas acaban mostrando un cierto quijotismo, aunque en algunos casos, y por unos instantes, nos dejan el mensaje de que el bien al final vence. Claro que la mayoría de autores se conforman con señalar "lo que hay" o usarlo simplemente como base para desarrollar una historia de intriga sin mayor pretensión y alcance. No obstante, casos como el de K.O. Dahl (Un muerto en el escaparate) se terminan deslizando hacia el pasado nazi de Noruega, con lo cual enlaza suspense, historia y política. Es cierto que el tema de la Segunda Guerra Mundial y el nazismo ha dado y dará para la ficción de la intriga, pero casos como el del autor noruego tienen un tinte más de denuncia social que de reflejo histórico. Esto es justo lo que en la literatura hispánica ha ocurrido primero con Bolaños y su El tercer Reich y recientemente con Clara Sánchez y Lo que esconde tu nombre. Ésta última combina a la perfección y con una cierta explicitud los toques de concienciación sobre el pasado con una trama de lo más intrigante. Lo que esconde la sociedad da para mucho misterio.

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