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martes, 1 de junio de 2010

De sábados negros y lunes muy claros


Fue el gato a comprobar, desde su refugio más al norte, que en la ciudad de Santa Cruz el verano ya había decidido instalarse entre carpas y entre libros. Era, tal como se anunciaba, el SÁBADO NEGRO de la Feria. Seis escritores de novela policiaca, cinco canarios (por nacimiento o adopción) y uno barcelonés dedicaron al género negro una radiante tarde de mayo.

Comenzó la fiesta con la presentación del libro de José Luis Correa "Un rastro de sirena", a cargo del escritor catalán José Luis Ibáñez, buen conocedor de la obra del grancanario. Al gato la obra de Correa le parece un cuidado ejercicio de estilo al servicio de un trama dinámica y sin hilos sueltos, sostenida por unos personajes bien desarrollados, sobre todo el detective Roberto Blanco, cuya personalidad y perfil humano tiene ya perfectamente construidos el autor canario.


La fiesta siguió con el original concierto de la Hard Boiled Jazz Band, que subrayaba con temas musicales los textos previamente leídos por el locutor Carlos Álvarez, bajo un sol implacable que creaba un contrapunto con la música de jazz y los textos de clásicos como Hammett o Montalbán seleccionados por Alexis Ravelo, con quien el gato comentó la curiosidad de escuchar esa música en situación tan luminosa.

El momento más lúdico de la tarde llegó con el original nombramiento de José Luis Ibáñez por parte de la Feria del Libro de Santa Cruz como "Enemigo Público 2010", con la entrega de una ficha policial en la que se especificaban todos los "cargos" y "delitos" de buen hacer literario cometidos por el autor de "Nadie debería matar en otoño" o "También mueren ángeles en primavera", el cual tuvo a bien explicarnos su método de investigación exhaustivo previo a escribir sus obras, situadas durante y después de la guerra del 36 en Barcelona. Gran comunicador y periodista de vocación -él mismo precisó esto último-, sostuvo el interés del público durante casi media hora. Tal cuidado histórico se refleja claramente en sus obras, sin llegar a ensombrecer -antes al contrario, realza- el ritmo y el carácter policiaco de sus novelas.

Se concluyó con una mesa redonda en la que participaron los seis escritores y algunos miembros del público. Entre otras cosas, se habló de la dificultad de definir o delimitar la novela negra y los diferentes géneros o subgéneros tangenciales a ella. El gato, como librero novel, habló de su dificultad, en ocasiones, para discernir qué es negro, qué es policial, qué es thriller o qué es terror, teniendo incluso que devolver algún que otro título con el que los distribuidores se han confundido. Y citó el caso de Dublinesca de Vila-Matas, cuya portada, un hombre con sombrero corriendo y proyectando su sombra en la pared, dio lugar a una de las confusiones.

Fue, en general, una tarde disfrutada, para compartir y para aprender, y el gato del Mistério comprobó una vez más que todas las poses y demostraciones de un escritor tienen que estar en su obra, y que en la vida diaria se puede ser una persona abierta y agradable sin el peso de querer demostrar más que lo que cuentan los libros: pues así demostraron ser Correa, Ibáñez, Ravelo, Álvarez, Antonio Lozano y Javier Hernández. Por eso la tarde se nos pasó tan rápida y un tono evidente de amistad sobrevoló la Feria durante tres cortas horas.

Otro capítulo distinto pero y igual de satisfactorio ocurrió ayer lunes con la presentación del libro de Clara Sánchez "Lo que esconde tu nombre". Otra tarde calurosa en la que la ganadora del premio Nadal, sabedora de que lo importante es que las personas se lean por sí mismas el libro, y más si son de intriga, sin desvelarles la trama novelesca en sí, se centró en el otro interés básico de su obra: la existencia durante más de medio siglo de nazis en el territorio Español, amparados por el régimen franquista y por el silencio posterior ya durante la democracia. Clara Sánchez, escritora de larga trayectoria, cautivó al público con su denuncia y sus explicaciones y demostraciones durante casi una hora, provocando la intervención del público y el interés -al gato le consta- por que muchos que no la conocen leyeran su novela. Una obra en que la búsqueda de la conciencia social y política de nuestro pasado se apoya sobre una atrapante trama.





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